sábado, 11 de junio de 2011

Manila - Filipinas (continuación...)

(Continuación...)

Además de mi “tour gastronómico” por Manila (he comido demasiado bien allí…), me han llevado a un parque oceanográfico, en el que pude ver peces raros (bueno, raros para mí, pero típicos de la región), alimentar peces con un biberón y entrar dentro de un acuario en forma de cúpula – los peces estaban por encima del techo y a los lados; la gente pasaba por dentro del acuario. 


He estado en un parque así en Valencia, España, que de hecho era más grande que este, pero me ha gustado bastante.


Una mención rápida (nuevamente…) a mi “tour gastronómico”.  Lamentablemente no me acordaré de los nombres de todas las cosas que he probado allí, pero de una sí: un postre llamado “Halo Halo”. En tagalo, significa “Mix Mix”, y es un mix de gelatinas de diversos colores y sabores, coco, helado, hielo picado y (aquí viene lo más raro) granos de frijoles y maíz. El postre viene en un bol, y hay que mezclarlo todo para que no sepa solamente a hielo. El sabor no está mal, pero en mi opinión el maíz y los frijoles sobran… Si quieres acertar en el postre, o si quieres picar algo, prueba las tiras de mango deshidratado: no son demasiado dulces, y saben muy bien.


En Filipinas hay dos medios de transporte muy curiosos… Uno de ellos es una especie de autobús abierto por detrás, que lleva los pasajeros mediante el pago de un billete muy barato. Los “Jeepney” (así se llaman) paran en cualquier sitio, y están siempre muy llenos de gente. Cuando uno se quiere bajar, se lo grita al conductor, y el coche se para. En las afueras, los “Jeepney” suelen ser muy coloridos y decorados al estilo de los autobuses en América Central. ¡Me han encantado! Además, es imposible no fijarse en ellos, porque hay muchísimos por la ciudad. 


El otro medio de transporte que me llamó la atención es una especie de sidecar, que se compone de una moto pegada a un tipo de carrito, que puede llevar hasta 5 personas entre adultos y niños. Es una cosa muy pequeña, y muy bajito (la gente va como un poco agachada y apretada, porque el espacio en el carrito no es grande), pero como cuesta más barato todavía que andar en “Jeepney”, me harté de verlos en Manila a todas las horas.


Los Filipinos son muy “europeos” comparados con el resto de asiáticos,  y eso se nota también en la manera de vestir, que es muy parecida a la de Europa. 


Pero hay una camisa típica para los hombres llamada “Borang Tagalog” que está hecha de la fibra de la planta de la piña, bordada a mano y se usa en lugar del traje occidental en ocasiones más formales, como en las bodas. Hubo dos bodas en el hotel en que me quedé hospedada, y en ambas todos los hombres adultos llevaban esa camisa típica. Como es un poco transparente, la llevan con una camiseta de algodón blanca por debajo. Para un clima siempre tan húmedo y caliente como el de Filipinas, nada más adecuado que cambiar el traje por una Borang…


Aunque Filipinas haya sido colonia española hasta 1898, no te hagas muchas ilusiones de que algún Filipino te diga que sabe hablar español. Las generaciones más antiguas sí que lo hablan, y tenían incluso clases de español en el cole, pero las generaciones actuales apenas hablan “buenos días señoritas” (aunque esté yo sola en el despacho), y creen que lo hablan bien. Así que, si vas a Filipinas, mejor estudiar algo de inglés antes del viaje, porque en el caso de que dependas solamente del español que ellos “supuestamente hablan”, casi seguro vas a tener problemas de comunicación…



  *** Útimos detalles del viaje en el siguiente post...

1 comentario:

Sharalyn dijo...

Muy bueno! Me encanta recordar cosas de Filipinas! Yo soy filipina, tengo ganas de volver ahí! Ahhh, y la camisa típica se llama Barong tagalog :P