martes, 30 de septiembre de 2008

Chollos

Pensé que en mi blog no me tocaría hablar de la crisis española… ¡Qué va! Después del programa que acabo de ver por la tele (debidamente descargado del emule), quiero hablar de los chollos que la gente encuentra para ahorrar dinero en la vida…

En principio, el tema del programa no me llamó tanto la atención: pensé que seria uno de estos reportajes pesimistas, que al final te deprimen más que cualquier otra cosa. Pero me he sorprendido: no solamente lo he visto con gran interés, riéndome unas veces de la cara dura de la gente, sino que incluso cogí un papelito para apuntar las cosas que merecen la pena probar (y no son pocas…).

En resumen, el programa habla de estrategias para ahorrar dinero en tiempos “de vacas flacas”, sin prescindir de las cosas esenciales o de los lujos que nos gustan a todos.

Hay un poco de todo:
- cómo conseguir un piso más barato en subastas,
- cómo sacar más pasta vendiendo tu coche usado,
- cómo pasar un finde gratis en un hotel 5 estrellas cerca de la playa,
- cómo sacar unos 1.200€ por circular con tu vehiculo por la ciudad,
- como arreglar gratis la fachada de tu edificio,
- cómo comer gratis y otras cosas así.

Comparto con vosotros mis “valiosos” apuntes, hechos mientras veía al documental:
· Comer un menú que te podría costar 80€ por tan solamente 20€ - alumnos de escuelas de hostelería y turismo cocinan y sirven los platos en restaurantes escuela, bajo la supervisión de un profesor. Suelen ser platos elaborados, y las personas del reportaje decían que estaban muy ricos…

. Ahorrarte 50€ a la hora de hacer un masaje – alumnos de una escuela de masaje tailandes que necesitan practicar hacen masajes con precios muchísimo más bajos de los que se suelen aplicar. El masaje puede durar hasta 1h, y la gente que lo recibía ponía una cara muy relajada…

. Comer gratis – hay una página web totalmente dedicada a descubrir y divulgar las ferias, fiestas de pueblos, promociones y todo tipo de eventos en los cuales se puede comer totalmente gratis. ¿Te ha entrado hambre?

Hay gente que se pasa tres pueblos, y abusa de la situación: como aquella mujer del programa que, para ahorrarse el dinero del maquillaje, se pasa todos los días por una tienda de cosméticos y se maquilla con las muestras de exposición y, no satisfecha, al final pregunta a la dependienta si no tiene “alguna muestra de producto”… ¡Vaya cara dura!

Cómo dijo mi novio (que es extremeño), “este es el carácter del español: si es gratis, ¡hasta reventar!” Yo diría que un poco de ahorro y buen sentido no hace mal a nadie…

viernes, 26 de septiembre de 2008

Comparaciones

La gente que ha viajado aunque sea un poco lo sabe: el hábito de hacer comparaciones entre los sitios que uno ha conocido es casi inevitable…

La práctica de las comparaciones va desde “En tal sitio la comida no es tan sabrosa como en este otro” hasta comparaciones entre las culturas, comportamiento de las personas, hábitos, religiones, etc.

Yo misma, muchas veces, me doy cuenta de que estoy comparando. ¿Y qué pasa con eso? No lo sé…


No lo sé porque, por un lado, tener criterio y opinión personal sobre las experiencias que uno vive me parece estupendo. De hecho, esta es la idea de este blog: compartir mis aventuras desde mi punto de vista. Cada persona se identifica más con un sitio que con otro, con una manera de comportarse o de vestirse, con una manera de ver el mundo.

Pero cuando he leído un fragmento de un libro, me puse a revisar mis conceptos sobre las comparaciones… El libro (muy recomendable) se llama “Married to a Bedouin”, de Marguerite van Geldermalsen y cuenta la historia de una mujer de Nueva Zelanda que se fue de paseo a Petra (Jordania), conoció un beduino (árabe nómada), se enamoró, se casó y pasó a vivir allí. Nos os contaré más porque el libro está muy bien escrito, y merece la pena leerlo.

El cambio que la autora ha dado a su vida es inimaginable, y ella contesta de manera muy singular a la siguiente pregunta “¿Qué el mejor: Jordania o Australia?”

La traducción (no literal) de su respuesta es la siguiente:

“Algunas cosas son mejores en Jordania, otras son mejores en Australia, y seguro que hay otro sitio en que otras cosas son mejores. Es mejor mirar las cosas buenas de donde estás en el momento, y hacer lo que es correcto en cada circunstancia. Yo no puedo hablar por mis hijos, y espero que ellos tengan experiencias suficientes para elegir su propio futuro (…)”.

Dejaré que cada uno saque sus propias conclusiones.
Yo todavía estoy formando (y reformando) las mías…

miércoles, 24 de septiembre de 2008

El sol…

Puede que sea una impresión mía, pero la gente se muestra más abierta, suelta y cercana en ambientes de clima cálido, o cuando hace sol. Yo, al menos, soy así.
Un día de sol me motiva, me despierto más animada y con más energía. Quizás sea porque vengo de un país de clima cálido (nací en una ciudad que es una isla, con temperatura media de 30 grados e “inviernos” de 16 ó 18 grados), pero el sol y el calor me sientan muy bien…

Una vez leí en una revista sobre la importancia de la luz solar, no solamente para los huesos por el tema de la producción de la vitamina D, sino también para el correcto funcionamiento del cerebro. No soy una experta en el tema, pero el reportaje mencionaba algo así cómo que la persona necesita estar expuesta a "x" horas de sol al día para que su cuerpo funcione bien en lo que toca a su metabolismo, nivel de atención y algunas cosas más. Así que la sensación de bienestar que el sol me provoca no es cosa de mi cabeza…

Mi primer invierno en Europa fue complicado… ¡Nunca había pasado tanto frío en mi vida! En España he aumentado mi resistencia al frío, y en Irlanda la verdad es que me he superado: aguanté como una campeona los 6 grados o menos típicos de allí, con lluvia y mucho viento. Pero me sigue molando más el calor…

Tengo todavía la mala costumbre de asociar sol y calor. En España una cosa no siempre está relacionada con la otra, y a veces todo lo contrario. Pero sigo mirando el sol por la ventana y saliendo de casa sin abrigo, y acabo por pasar frío…

Es curioso ver a la gente en Europa tomando el sol con ropa de calle en los parques o incluso sentados en un banco en la acera. Un amigo que vive en Alemania decía que los nativos de allí eran como lagartijas: nada más salir un rayo de sol ya corren al parque y se tumban en el césped, para que les dé el sol.

En Brasil, como hay tanto sol, y en casi todos los días del año, “dejamos el desfrute del sol” para cuando vamos a la playa, y al final nos quejamos del calor que hace y de lo que sudamos.
Casi nunca estamos contentos con lo que tenemos, ¿no?
¡Y viva el sol!

martes, 23 de septiembre de 2008

Ciudadano del mundo

Hoy, a la hora de la comida, salió un tema del que, aunque no sea nuevo para mí, siempre me encanta hablar…

La pregunta clave es la siguiente: Y tú, ¿cómo es que has venido a España?

Bueno… Podría tirarme todo el día describiendo con miles de detalles mis “aventuras”, pero intentaré ser breve…
Lo primero es que creo que hay 2 tipos de inmigrantes. Un tipo está formado por personas que dejan a su país de origen porque el mismo está en guerra, o pasando por una situación económica muy mala, o porque no consigue trabajo en lo suyo (aunque haya estudiado), o simplemente porque considera que no tiene nada allí, y que le merece más la pena probar suerte en otro lugar antes que quedarse en su país. Este no es mi caso.

Yo estoy en el otro grupo, que es mucho más cómodo, según mi percepción. Este otro grupo está formado por personas que han decidido cambiarse de país por considerarlo una experiencia válida, para conocer diferentes culturas, aprender idiomas y crecer como persona.

Yo, al “estar inmigrante” (digo “estar” porque, si vuelvo a vivir en mi país de origen, dejaré de ser inmigrante), he dejado muchas cosas atrás… Dejé mi familia, amigos de muchos años, calles conocidas, comidas favoritas y que no hay en casi ningún otro sitio, diarios escritos en la adolescencia, miles de fotos, empleos… Y, por si no fuera poco, expectativas, comodidad, la seguridad de moverme en un entorno conocido y aquella sensación, muy particular, que uno siente cuando está en su país, y que solamente los que ya han “estado” inmigrantes saben como es…

Lo bueno es que he ganado mucho en experiencia, madurez, apertura de mente, domínio de idiomas, además de que he podido conocer a personas maravillosas, aprendiendo a valorar aún mas a aquellos a los que echo mucho de menos.

De momento, mi decisión es estar aquí. Igual que he decidido estar en otros países en otros momentos, ahora mismo, ESTOY aquí. Y feliz…

domingo, 21 de septiembre de 2008

Siempre hay uno que se casa…

Las bodas o ritos similares están presentes en todas las culturas. La gente nace, crece, se casa, tiene hijos, que luego se casan, y así sigue el tema. (Dicho así parece un poco aburrida y sencilla la historia de nuestras vidas, con etapas preestablecidas e inmutables, pero felizmente la vida es más que esto). El tema es que sí, hay bodas en todos los sitios, pero cómo se celebran cambia un poco…

En Brasil se suele hacer una ceremonia en la iglesia (lo más típico) o solamente una boda civil. Después, los novios reciben a los invitados para un cóctel, seguido de un pastel bastante decorado, dulces y champagne. Se hacen muchas fotos, y está empezando a ponerse de moda música y DJ para los invitados. Los regalos se suelen entregar antes del “gran día”, normalmente los novios dejan una lista de boda en alguna tienda, que mencionan en la invitación. Cuanto mayor tu proximidad con los novios, más caro se supone que debe de ser el regalo. Se suele entregar de recuerdo a los invitados un dulce típico de boda (llamado “bien casado”), algún otro dulce o una foto de la pareja, pero siempre hay un recuerdo. (Cuando digo “bodas en Brasil”, a mí misma me suena demasiado amplio, porque en un país con las dimensiones y diversidad de Brasil, es imposible que haya solamente una manera de celebrar el matrimonio… Yo me refiero a las bodas de la clase media, y en el suroeste del país. Hay bodas muchísimo mas glamurosas y caras, pero no suelo ser invitada…)

En España también se suele hacer una ceremonia en la iglesia, seguida de cóctel y cena (se come muchísimo en un banquete con no menos de dos platos y postres, y eso después de todo lo que se ha comido en el cóctel). Lo más típico es regalar dinero a los novios en un sobre blanco, en el que se apunta el nombre de los donantes y se adjunta la pasta. Seguro que habrá música después de la cena, barra libre e invitados borrachos… Y los novios suelen dejar cigarrillos y puros a la disposición de todos…

En Irlanda no he asistido a ninguna boda, así que no me meteré con ese tema.

Hay otro punto a destacar: el anillo de boda, o alianza.
El rito de cambiar alianzas es muy antiguo, simbolizando que el alma del marido no abandonará a su cónyuge y viceversa, el deseo de ambos de compartir una vida juntos y cosas así. El anillo se suele poner en el dedo anular, que está conectado al corazón (cómo si los demás dedos de las manos no estuviesen también conectados al corazón…), símbolo del amor. España es el único país que conozco yo que, una vez casados, se lleva la alianza en la mano derecha. En otros países, una vez dicho en famoso “sí”, el anillo se cambia a la mano izquierda… El rumor dice que Franco puso su propia alianza de casado en la mano derecha, y así se quedó la costumbre en España. No lo sé seguro…

Lo que sé es que el tema de las bodas y sus respectivas fiestas mueven mucho dinero, y, de momento, no me motivan mucho. Como invitada sí, aunque en España te sale un poco caro ir a una boda, por el tema del regalo (se supone que el regalo debe cubrir, al menos, los gastos del banquete). ¿Alguien me invita a una boda?


miércoles, 17 de septiembre de 2008

Culpa de los chinos...

Llevo tiempo ya pensando en escribir este blog...
Lo complicado fue decidir qué temas abordar, y qué "cara" dar al blog... Es que me gusta hablar (y escribir) de todo un poco, y las posibilidades se presentaban muy variadas...

Así que opté por compartir mis miradas. Es decir, compartir mis miradas sobre el mundo, mis percepciones, opiniones, sensaciones y puntos de vista.

Lejos de querer imponer ninguna verdad o doctrina, lo que busco aquí es compartir la cosas que me llaman la atención en mis viajes y estancias en ciudades/países en los que he vivido, los cambios culturales, las situaciones que me hacen reflexionar, las charlas o experiencias más significativas, los libros inolvidables y las cosas que voy aprendiendo por donde paso...

La motivación final para empezar a escribir vino de los chinos. Si, unos de los muchos inmigrantes de China que se vienen a vivir a España (en Madrid hay muchísimos), y que trabajan en tiendas de alimentación.

Estas tiendas son curiosas: se puede encontrar casi de todo, desde una barra de pan, chocolate, bebidas alcohólicas, refrescos, verduras, comidas enlatadas, helados, productos de limpieza y mucho más. Sus productos suelen ser algo más caros que los precios del supermercado, pero con la ventaja de que los "chinos" (así es como muchos se refieren a estas tiendas de alimentación) están abiertos hasta tarde e incluso en días festivos, cuando los "supers" cierran sus puertas. Son una parada segura para los jovenes (o no tan jovenes) que quieren comprar alcohol para hacer el famoso "botellón"...

Total, hay un "chino" muy cerca de mi casa, y todas las noches, cuando escucho el ruido del cierre metálico de la tienda bajando (vamos, se escucha desde lejos...), sé que es hora de acostarme. Son muy puntuales estos "vecinos": siempre cierran la tienda a las 12 de la noche, hora en que suelo acostarme yo. Y ellos, sin saberlo, me hacen un favor inmenso, recordándome que es hora de ir a la camita...

Cuando, una noche de estas, comenté con mi novio que solamente me iba a la cama cuando cerraban los "chinos", él me sugirió que contara esto en el blog que llevaba días "amenazando" con empezar a escribir... Así que, por culpa de los chinos, ¡aquí estoy yo!

Hasta pronto y buenas noches, porque ya escuché el ruído de los chinos...