domingo, 19 de diciembre de 2010

¿Por qué has decidido irte a vivir fuera?

Es difícil, y también demasiado simplista intentar buscar un único factor que explique las cosas que nos han pasado. Por otro lado, sin duda hay eventos y situaciones que hemos vivido y que están muy conectados con los sucesos en nuestras vidas. Mi primer viaje al exterior está, de manera muy directa, relacionado con el hecho de que yo llevo casi 5 años viviendo en Europa…

Cuando estaba estudiando la secundaria en Brasil, se puso de moda ir a estudiar y a vivir fuera durante un año. Mucha gente que yo conocía se fue a Estados Unidos (la mayoría), otros a Canadá o Europa. Y a mí también me entraron ganas de irme a vivir fuera.

Primero intenté negociar con mis padres irme a vivir y estudiar por un año al extranjero, pero la contestación de ellos fue más o menos la siguiente: era demasiado caro, demasiado tiempo fuera de casa, y yo “no tenía madurez suficiente para hacerlo”. No me he dado por vencida, y realicé un segundo intento: irme a vivir – estudiar fuera por 6 meses, pero lo que me han dicho no se ha diferenciado mucho de la vez anterior… Al final, he conseguido que mis padres aceptasen que yo hiciera un intercambio de un mes cerca de San Francisco – California.


El cómo elegí irme a San Francisco fue algo curioso… Recuerdo que la persona que vendía los cursos (que había sido mi profesora de inglés anteriormente) fue a mi casa llena de catálogos de cursos y ciudades para que yo eligiera. Sencillamente, elegí a San Francisco por la letra de una canción que me gustaba mucho en la época, y que hablaba de una manera especial sobre esta ciudad – lo siento, pero llevo algunas horas intentando hacer memoria y acordarme de la canción, pero no soy capaz; la he buscado en Internet y todo, pero infelizmente no me acuerdo de cual era esa canción. Bueno, el hecho es que, en aquél momento, aquella canción (¡que algún día me acordaré de cual es!) fue el factor que me llevó a optar por irme allí…

Pues bien, a comienzos de Enero del año 1998, me fui a California con el típico grupo de 30 adolescentes brasileños. Me quedé un la casa de una familia americana (una “host family”) con dos niñas pequeñas y sus padres, y me lo pasé bastante bien. Los “padres” me llevaban de paseo los fines de semana, y no me acuerdo de haber tenido ningún problema.

Bueno, patinando en el hielo con los compis de las clases de inglés, me he caído y roto parte de un diente delantero (justo antes del fin de semana en que yo vería la nieve por primera vez un mi vida). Eso ya me había pasado antes - a los 7 años, me había roto la misma parte del diente, cuando he dado con la cara en el fondo de una piscina por intentar llamar la atención nadando, en la casa de un chico que me gustaba) – pero en aquél momento, lo único en que yo pensaba era en lo fea que iba a salir en mis fotos en la nieve y sin parte de un diente…


En líneas generales, el plan del intercambio era el siguiente: durante las tres primeras semanas, clases de inglés en grupo por las mañanas en un colegio de la zona, y paseos y actividades guiadas por las tardes. En la última semana, nosotros adolescentes nos despedimos de las “host familys” y nos íbamos con la guía brasileña (que nos acompañó durante todo el viaje) y con un guía local a pasear por Los Angeles. Hoy, cuando me acuerdo de esos dos guías, pienso que estaban completamente locos, porque responsabilizarse por un grupo de 30 adolescentes no es para cualquiera…

Fuimos a ver “El Fantasma de la Opera” (¡me encantó!), saqué muchas fotos (no en el teatro, porque estaba prohibido – saqué una foto antes de que comenzara el espectáculo y casi me han quitado la cámara) y llevé muchos carretes para revelar en Brasil. Yo no era la típica adolescente consumista (y felizmente tampoco lo soy de adulta), pero me compré una camiseta en Disneyland con el dibujo de Mickey y algunas otras cositas. Mis padres me han recibido en casa con un cartel de “Welcome back” pegado en la puerta y todo…

Pues nada, al volver a casa, empecé el último año de la secundaria, y me preparé de lleno para la selectividad… pero las ganas de irme a vivir fuera, desde entonces, no han dejado nunca de estar presentes… Todo eso, junto a una serie de otros factores, ha contribuido para que yo, ocho años más tarde, me viniera a vivir en Europa…