jueves, 29 de abril de 2010

Frutas típicas de Brasil





Cuando uno vive fuera de su país de origen, siempre echa de menos a algunas cosas de allí. Cosas que a lo mejor no valoraba tanto antes, pero que cuando uno no las tiene a su disposición empieza a quererlas de verdad. Yo echo de menos varias cosas, pero aquí os comentaré una de ellas (ni la primera ni la más importante, pero es una de ellas): las frutas tropicales de Brasil.Cuando esta semana mi novio ha comprado dos mangos verdes, y he leído en la etiqueta “Mango Maduro”, me he reído. El concepto de fruta “madura” en Brasil es muy distinto al de aquí…

Un amigo que ha vivido en Alemania me ha dicho, medio en broma, medio en serio: “En Europa solamente hay 3 tipos de frutas: plátanos, manzanas y naranjas”.

Tengo que aclarar una cosa: no soy la típica persona “adicta” a las frutas, que las come todos los días y las tiene totalmente acopladas a su dieta. ¡Todo lo contrario! Mi padre tenía que obligarme a comer un mínimo de piezas de fruta a lo largo de la semana, si no, podría tirarme sin comerlas varias semanas. Pero lo curioso es eso: ahora que no tengo a mano tales frutas, me acuerdo mucho de su sabor, textura, e inevitablemente las comparo con las frutas de aquí. Cualquiera que haya probado una piña o un mango de Brasil sabe de lo que estoy hablando, y sabe que el sabor es realmente distinto al de las frutas de aquí.

Creo que, más que las frutas, echo de menos los zumos de frutas naturales de allí… Ya he probado no sé cuantos zumos en España, de diferentes marcas, precio, supermercados y sabores, pero hay como mucho dos que me gustan de verdad. La mayoría me parecen demasiado dulces y artificiales, y saben más a caramelo que a zumo natural.

Infelizmente, no me siento capaz de describir el sabor de cada fruta tropical de Brasil, pero añado aquí fotos de algunas de ellas, para que veáis la diversidad… ¡y para que os entren ganas de ir a Brasil a probarlas!

Açaí – comida típica de deportistas por su alto poder calórico.


Goiaba


Cajú – su fruto tostado y pelado es el anacardo.


Graviola


Acerola – su alto contenido de vitamina C puede ser hasta 80 veces mayor que el de una naranja.


Amora

Carambola - su corte transversal es el de una estrella de cinco puntas.


Caquí

Jaca – la he visto en una conocida tienda en Madrid por 99€ el kilo. En Brasil, es una fruta grande y barata; la gente evita aparcar el coche debajo de un árbol de estos, porque si cae una fruta encima dañará el coche seguro…


Pitanga


Maracujá

Bueno, hay muchas otras frutas típicas tropicales (tamarindo, umbú, cupuaçú, araçá, araçaúna, jaboticaba, etc.), pero mejor que ver las fotos es probarlas...

sábado, 17 de abril de 2010

Feedback de los Lectores

Siempre me ha gustado escribir. Cuando era pequeña, tenía varios cuadernos llenos de historias inventadas por mí, y creía que sería escritora cuando creciera. No sé si uno se puede auto denominar “escritor” porque escribe en su propio blog, pero bueno, eso es lo mas cerca de “ser
escritora” a lo que he llegado hasta el momento…

Lo de hacer un blog se me ha ocurrido un poco por casualidad. De hecho, empecé escribiendo otro blog en portugués, mientras vivía en Irlanda. La idea original era que mi familia pudiera acompañar “de cerca” mi día a día allí, pero entre que mis padres no estaban muy enterados de cómo funcionaba el blog y que se quejaban de que las fotos personales que yo colgaba “era exponerme demasiado”, dejé de lado el otro blog, y me puse a escribir este.

He creado unas pocas “reglas” para escribir aquí: no colgar fotos en que aparezcan mi cara (todavía bajo la influencia de mis padres), escribir principalmente sobre temas de viajes y cultura, colgar varias fotos en cada post (para hacerlo visualmente más interesante) e intentar publicar posts cortos (que son más fáciles de leer).

Asumo que esta última regla a veces me cuesta un poco, porque no me gusta dejar una idea “a medias” solamente por hacer el post corto, así que me la salto muchas veces (aquí yo invento las reglas, y yo misma me las salto…). Por lo demás, dejo fluir la imaginación y escribo.

A veces la inspiración para escribir un post viene de algo en concreto que he vivenciado, como un viaje, una conversación con amigos o un libro que he leído. Otras veces la idea surge “de la nada”, y siento una fuerte necesidad de escribirla antes de que ella se vaya. Pongo un ejemplo: ahora mismo son las 6:22 de la madrugada de un sábado, no conseguía dormir, me vino la idea para este post y aquí estoy yo, escribiendo…

Yo escribo para mí misma, sobre cosas que me interesan, sobre mis puntos de vista, pero escribo también para vosotros. He puesto un contador de visitas en mi blog (al cual solamente yo puedo acceder), y la verdad es que me gusta ver que el número de visitas sube cada día. Creo que seguiría escribiendo aunque no tuviera el contador de visitas, porque lo tengo desde hace pocos meses, y yo ya escribía antes de tenerlo. El tema es que el feedback de los lectores es importante para mí.

Recibo bastantes menos comentarios en mi blog de los que me gustaría, pero valoro mucho cada uno de ellos. La mayoría de los comentarios son de amigos, pero también me han escrito dos chicas que no conozco, y esto me ha hecho mucha ilusión. Una compañera de trabajo dijo un día “que yo escribo sobre el todo y la nada”, y hace poco la misma chica me dijo “sigue publicando”. Otra amiga dijo que le gusta mi blog “porque como eres de Brasil a veces tienes puntos de vista muy diferentes de los míos, y eso es interesante”.

El feedback que recibo, sea positivo o negativo, ayuda mucho. Las críticas también (no es que me gusten las críticas, para nada, pero me pueden hacer reflexionar y mejorar). Así que, si tenéis algo que decir sobre lo que yo escribo, estoy interesada en saberlo. De esta manera, el proceso de escribir se convierte el algo de doble vía… Y ¡viva la libertad de expresión!


viernes, 16 de abril de 2010

Semana Santa en Munich – Alemania – Día 3

Domingo, y nuestro último día en Munich. El día amaneció nublado y hacía un poco de frío. Después del pan con salchicha en el desayuno (¡había que aprovechar porque era el último día!), fuimos caminando a Königsplatz, una plaza con monumentos de estilo griego.

Estábamos bastante cerca del barrio de los museos, dónde están las tres Pinacotecas (la Vieja, la Nueva y la de Arte Moderno). Fuimos a la Vieja Pinacoteca, que exhibe pinturas europeas de los siglos XIV a XVIII.

Cuando salimos llovía un poco y hacía más frío. Volvimos caminando y pasamos por Odeonplatz, la Plaza de Odeón.

Llegamos a Residenz, el Palacio Real de Munich que estuvo construyéndose y reconstruyéndose durante 5 siglos. La entrada era un poco cara (mientras que la Pinacoteca nos ha costado 1€ cada entrada - precio especial porque era domingo -, la entrada del Residenz ha salido por 11€), pero os aseguro que ha merecido la pena. El precio incluía también un audio guía en varios idiomas, así me iba enterando de lo que era cada cosa que veía.

El palacio es impresionante por dentro, y con la entrada podíamos acceder también a un museo de joyas (ya me gustaría tener una milésima parte de la fortuna que he visto allí…) y al teatro. Muy recomendable esta visita, que puede durar cerca de 3 horas.

Seguía lloviendo, así que nos metimos en un restaurante de comida rápida (porque no todo en Alemania son salchichas…). Nos despedimos de Marianplatz y cogimos el metro sentido al hotel. Recogimos las maletas y nos fuimos en metro con antelación (por si acaso) al aeropuerto. De camino, pillamos dos Brenz (rosquillas) rellenas de una crema de queso y cebolleta, para tomar en el avión.


Lo he pasado genial durante todo el viaje. Lo único complicado fue el tema de no hablar el idioma, pero con el inglés al final nos entendíamos… Me quedo con ganas de conocer otras partes de Alemania… Así que ahora toca planear el siguiente viaje…

jueves, 15 de abril de 2010

Semana Santa en Munich – Alemania – Día 2

Sábado de sol y calor. Y nada mejor que un clima así para seguir “pateando” por la ciudad… Después de desayuno (pan con salchicha y mostaza, como en el día anterior), fuimos en tranvía al Palacio de Nymphenburg, antigua residencia de soberanos de Baviera.

El sitio es muy bonito, lleno de lagos, fuentes y con un jardín inmenso. Se puede visitar el palacio, pero nosotros lo hemos admirado desde fuera.

Cogimos nuevamente el tranvía en dirección al centro de Munich, y durante el trayecto nos entreteníamos con los perros que estaban montados también en el tren. Lo perros, tanto grandes como pequeños, son bienvenidos en casi todos los sitios en la ciudad (en las cafeterías incluso se les pone un platito con agua…).

Los únicos sitio que los perros no pueden entrar son las farmacias y las panaderías, pero eso se arregla poniendo un “aparcamiento” de perros justo al lado de la puerta de entrada (como ese de la foto). La verdad es que fue el único “aparcamiento” que hemos visto, pero estoy casi segura que habrá alguno más…

Llegamos al Viktualienmarkt, el mercado de frutas y verduras más grande de allí, que estaba bastante lleno (especialmente porque no estaba abierto el día anterior ni estaría el siguiente, ambos festivos).

Había muchísima gente comiendo y bebiendo, niños, perros, varios puestos de salchichas, fish and chips, flores, verduras y bebidas.

El ambiente era movido y agradable, y me tiré allí un buen rato mirando a las personas, sacando fotos y desfrutando. Luego, claro, hemos comida otra salchicha con pan y mostaza en el mercado, para no perder la costumbre…


El siguiente destino fue el Olympiazentrum, el parque olímpico dónde se han celebrado los Juegos Olímpicos en 1972. El sitio es bastante amplio, y la verdad es que se parece mucho a cualquier parque olímpico (el de Barcelona, en España, por ejemplo): los edificios, cuadras deportivas, etc, y poco más. Vamos, que no me ha ilusionado especialmente, ni tampoco me apetecía caminar para ver todas las instalaciones. Nos sentamos cerca de dos lagos, que era dónde había más movimiento (niños, adultos, perros, música, puestos de comida y bebida, por supuesto).

Volvimos al centro y, como todos los turistas que van por primera vez a Munich, nos paramos delante del Reloj cu-cu en Marienplatz para ver el baile de los muñecos al son de una música (que se puede ver todos los días a las 11h, 12h y 17h). Éramos muchos los que mirábamos hacía arriba con las cámaras de fotos en manos…

Después, nos quedamos en la primera planta de un café en Marienplatz con una vista estupenda. No descuidamos el lado gastronomito: pedimos una Apfelstrudel, la famosa tarta de manzana alemán. A mí no me gusta especialmente, pero la verdad es que estaba rica.

Volvimos caminando a casa, porque hacía buena temperatura y para ver la ciudad por la noche. Nos quedamos un rato en el hotel vendo películas, y luego bajamos a cenar. Como el italiano de la cena del primer día estaba cerrado, encontramos un restaurante alemán detrás del hotel, y hemos cenado bien. Uno de los platos de la cena ya lo teníamos claro desde el comienzo:

Weibwurst, las salchichas blancas cocidas, con Brenz (la famosa rosquilla) con mostaza dulce. ¡Muy rico!

martes, 6 de abril de 2010

Semana Santa en Munich – Alemania – Día 1

Viernes Santo. Desayuno: pan con salchicha y mostaza, muy típico de allí. Descubrimos una cafetería dentro de la estación de metro cerca del hotel, nos gustó, y desayunamos en este sitio todos los días. Fue complicado explicar a la camarera lo que queríamos, pero entre que yo utilizaba mi “alemán super básico” (es decir, nulo) y gestos, otra camarera que hablaba en inglés nos ha atendido, y sentí un gran alivio. Eso de no hablar un idioma puede ser muy frustrante… Algo tan sencillo como pedir un pan con salchicha puede convertirse en una cosa complicada…


Luego nos fuimos a Marienplatz (Plaza de María), uno de los puntos centrales de la ciudad, y también un punto turístico importante. Yo había cogido en el hotel en la noche anterior un panfleto sobre una visita gratuita en español (¡muy importante el idioma!) que salía de Marienplatz a las 11:45, así que decidimos empezar a explorar la ciudad con esta visita. Además, yo había hecho una visita de este estilo, pero en inglés, en Edimburgo, Escocia, y la experiencia fue muy buena. Al final, se deja una propina al guía.

La guía era mexicana y nos ha contado historias, leyendas y bromas de algunos puntos principales de Munich, y lo pasamos muy bien. En resumen, estos son algunos de los sitios que visitamos en el Centro de Munich:


Odeonsplatz (Plaza de Odeón) – En una calle al lado de esta plaza antiguamente quedaba un monumento delante de lo cual todas las personas que pasaban por la calle estaban obligadas a hacer el saludo Nazi. Dos policías vigilaban a la gente, y a los que se “les olvidaba” hacer el saludo, iban al campo de concentración.

Para evitar pasar por esta calle, las personas cogían otra callejuela justo antes del monumento. Los policías se han enterado, y se posicionaban también en esta calle, poniendo un sello en la documentación de todos los peatones. Si alguien pasaba por esta calle pequeñita dos veces, el resultado era también el campo de concentración. Actualmente hay un memorial bastante discreto en la calle – un camino dorado en el suelo.

Hofbräuhaus – La cervecería más popular de la ciudad, en la cual se vende en media 10.000 litros de cerveza al día.


Maximiolianstr – La calle “pija” y cara. Estuve a punto de comprarme un anillo de 15.800€, mas infelizmente las tiendas estaban cerradas porque era festivo…


Vimos trajes típicos. Detalle: en las ropas de las mujeres va atado un lazo, y la posición del lazo da pistas sobre la persona que lo lleva (de un lado, significa que la mujer está casada, del otro, que está soltera, y al centro, que es virgen)… Si eso es leyenda o no, no lo sé, pero tiene gracia…

Los hombres llevan una especie de pantalón con dos botones a la altura de la cintura, sin cremallera. La idea original era facilitar el acto de orinar mientras los chicos tomaban cerveza. Para no perder mucho tiempo, se abrían los botones y se “vaciaban” en canales al lado de las mesas en las cervecerías (eso de tener baños en las cervecerías no era común en aquella época),. Cuando el olor se hacía insoportable, los camareros gritaban y los borrachos subían en las mesas y seguían hablando y bailando, mientras los pobres camareros echaban agua en el suelo para limpiar en sitio. Y luego todo empezaba nuevamente…

Créame: la gente lleva estas ropas actualmente en la calle…


Terminada la visita, fuimos a comer en la famosa cervecería que habíamos visitado por fuera – ahora tocaba probar las famosas cervezas… El sitio es inmenso, con tres plantas y un ambiente ruidoso pero agradable. En Munich (como en todo el país) es común que personas desconocidas compartan la mesa contigo. Así que, mientras tres chicas alemanas hablaban en su idioma, yo desfrutaba una Leberkässemmel (otro tipo de salchicha típica) con una cerveza fabricada en el propio sitio…

Después de comer, paseamos por el Englischer Garten (Jardín Inglés), una de las áreas verdes más grandes del mundo. Subimos al Monopteoros, un monumento en el alto de un valle desde dónde se tiene una vista muy buena del skyline de la ciudad.

Fuimos también al Chinesischer Turm (Torre China), zona con un monumento estilo chino con varias mesas y bares dónde la gente bebe (mucha) cerveza, come brezn (la famosa rosquilla que se encuentra en todas las esquinas, dulce, rellena, de todas las maneras), pescado en el espeto y otras comidas. La personas también puede llevar su comida y comprar solamente la bebida alli. Muy agradable el sitio, ha merecido la pena.

Volvimos al hotel caminando (hacía buena temperatura), cenamos en un restaurante turco, y luego a descansar. Total: un día intenso y bueno.

lunes, 5 de abril de 2010

Semana Santa en Munich – Alemania

Jueves Santo. Por la mañana, aproveché para “estudiar” un poco los puntos turísticos de Munich, en Alemania, y por la tarde cogimos el avión. Las 2h30min de vuelo se me han pasado, literalmente, “volando” – y eso que no me gustan especialmente los aviones.

Hay una línea de tren rápido que va desde el aeropuerto Franz Josef Strauss hasta el centro de la ciudad, entonces el primer desafío fue, sin hablar nada de alemán, apañarse con la máquina que vendía los tickets… Al final fuimos al punto de información turística, y un chico muy educado nos ha atendido en inglés.

Moverse en transporte público en Munich puede ser muy caro (solamente el tramo aeropuerto-centro para dos personas ha costado 37€), así que pillamos un abono para 4 días.

El precio de los abonos para 2 ó 5 personas es el mismo, así que la próxima vez que vaya a Munich me encargaré de llevar a un grupo más grande… Por el trato que hemos recibido de este chico del punto de información, mi primera impresión de la ciudad fue bastante buena.

Nuestro hotel estaba a menos de 5 minutos caminando de la estación central, lo que ha resultado muy cómodo, porque nos podíamos mover a casi todos los sitios caminando. El hotel era de 3 estrellas, con una habitación pequeña pero cómoda, agradable y con una cama inmensa… Como llegamos sobre las 21h, preguntamos en la recepción del hotel (en inglés, no en alemán) si nos recomendaban algún sitio cerca para cenar, y nos han indicado un italiano justo en frente.

Cenamos en el tal italiano (estaba rica la comida) y probamos la primera (¡de muchas!) cervezas alemanas “in sito”. De todas las opciones de la carta, solamente servían en tamaño “pequeño” (es decir, que no fuera un vaso de medio litro), un tipo de cerveza, así que esta fue mi opción. Yo miraba las mesas de al lado y solamente veía vasos de 0,5L… Nada comparado con las cañas de Madrid… En aquél momento comprendí que, en materia de cerveza, los alemanes (sin olvidar los Belgas y Holandeses) tienen mucho que enseñarnos…

Después de la cena, a ver una peli y a dormir, porque al día siguiente nos tocaba toda una ciudad por descubrir.