lunes, 2 de febrero de 2009

Idiomas

Yo, cuando era niña, pasé por lo que pasaran la mayoría de mis amigas de clase media-alta de Brasil: fui a una academia de idiomas a estudiar inglés. La verdad es que yo empiece a estudiar más tarde que ellas, a los 11 años – con esta edad, muchos conocidos ya llevaban un par de años estudiando un segundo idioma. El tema es que hoy veo la real importancia no solamente de estudiar, sino de dominar como mínimo un según idioma además de la lengua materna.

Creo que uno no se dedica a aprender o a perfeccionar otras lenguas hasta que le haga falta de verdad. Quien ya ha estado en un país extranjero y se ha dado cuenta de que no sabía decir una cosa sencilla en un momento importante sabe de lo que estoy hablando. A mí me pasó por ejemplo cuando salí al mercado sola por primera vez en España, y no sabía como decir la palabra “bacon”…
Actualmente trabajo en una empresa de RRHH, y tengo contacto diario con personas de distintas nacionalidades. La mayoría de ellas habla como mínimo dos idiomas, pero la gran parte habla tres, cuatro o hasta cinco idiomas. ¡Vaya! Confeso que me quedo con envidia…


Con las pocas viajes que he hecho por el mundo, me he dado cuenta de que dominar (o casi) un idioma es abrir una puerta a toda una cultura, a la gente, a conocer más de cerca lo que se pasa en otro lugar. Alguien podría decir que se puede conocer muy bien a un sitio y a una cultura sin hablar el idioma local, pero yo tengo mis dudas. La manera como uno se hace parte del medio cuando habla la misma lengua es más fuerte, más personal, con menos barreras.

Me siento muy contenta cuando, más que hacerme comprender en otros idiomas, puedo establecer conversaciones realmente interesantes, sobre diversos temas y con distintas personas. No se me olvida la sensación de superficialidad que tenía tanto cuando llegué a España como cuando me fue a vivir a Irlanda y intentaba sacar un tema de conversación: aunque yo tenía mis opiniones y puntos de vista muy claros, no sabía las palabras y los términos adecuados para expresarlos, así que hablaba poco, de manera superficial y con ideas generales. Felizmente ya he superado esos momentos que fueran una mezcla de frustración y sensación de no pertenecer a donde estaba.

Lejos de creer que ya sé todo, sigo estudiando, vendo películas en otros idiomas, viajando y buscando oportunidades para practicar idiomas. Incluso me arriesgo a escribir este blog en castellano, que no es mi lengua materna, a pesar de los errores y fallos que sé que puedo cometer. Los idiomas son como casi todo en la vida: cuando más se practica, más se aprende…

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